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EL TIEMPO EN LAS BATUECAS |
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Esta ruta se encuadra en el Parque Natural de las Batuecas en la salmantina Sierra de Francia, colindando ya con la provincia de Cáceres y comenzando junto al Monasterio de San José de las Batuecas. No es de extrañar que los Carmelitas eligieran éste enclave como lugar de retiro y oración, pues su tranquilidad, belleza y aislamiento no son propias de éste mundo. |
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Las cristalinas aguas del río Batuecas han ido labrando éste hermoso valle plagado de espesa vegetación. En nuestro caminar nos acompañarán entre otros ejemplares, encinas, robles, quejigos y alcornoques, que todavía son explotados para aprovechar su corcho. |
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Entre la fauna que encontraremos se halla el buitre y la cabra montés, que además, veremos dibujada en los abrigos de pinturas rupestres que aún se conservan junto al camino y que protegidos por una valla se resguardan de la acción del hombre. También se sospecha la existencia del lince ibérico dentro de los límites del parque natural. |
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RECORRIDO |
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En Tordesillas, circulamos por la Avda. de Torrelobatón en dirección norte hasta que termina la parteEn primer lugar hay que reseñar que solo se encuentra señalizada la primera parte de la ruta con marcas verdes y blancas, que corresponde con la ruta de visita a los abrigos de pinturas rupestres que encontraremos por el camino. A partir de la visita al segundo abrigo rupestre el sendero está señalizado con hitos de piedras, aunque el sendero está muy bien marcado en todo momento. |
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Situados frente al Monasterio de San José tomamos el sendero que parte a la izquierda de la puerta de éste donde podemos ver el cartel de señalización de la ruta de las pinturas rupestres y que inmediatamente nos sitúa a la vereda del río Batuecas. |
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El sendero avanza bordeando la tapia del monasterio y en un primer tramo caminamos sobre un entramado de raíces al descubierto de los grandes árboles que nos rodean. Nos toparemos entre otros con un aromático eucalipto y un tejo, ambos gigantes y centenarios. |
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El sendero sigue bordeando la muralla del monasterio y nos sitúa detrás de éste donde inmediatamente después de cruzar un puente sobre un pequeño arroyo la vereda se estrecha y nos interna en una zona de vegetación más espesa y cerrada. |
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A lo largo de éste tramo, en verano, disfrutaremos de una agradable sombra y podremos contemplar las múltiples pozas y pequeñas cascadas existentes en el río formando coquetas piscinas naturales con un agua completamente cristalina y donde si la temperatura acompaña y nos hemos traído el bañador podremos disfrutar de un relajante baño. |
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A la media hora de camino veremos que un sendero nos sale a la derecha y un cartel nos indica la subida al Canchal de Cabras Pintadas, el primer abrigo de pinturas rupestres que visitaremos. Nos desviamos del camino para tomar éste sendero y en cinco minutos llegamos al canchal que está protegido con una valla metálica, en él observaremos los restos de pinturas rupestres ayudados por un cartel informativo que nos ayuda a interpretarlas. |
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Después de la visita a éste canchal bajamos de nuevo en busca del sendero que transcurre junto al río, y al cabo de otra media hora de camino nos encontramos con una nueva bifurcación a nuestra derecha y que en ésta ocasión nos lleva a visitar el Canchal del Zarzalón, otro abrigo de pinturas rupestres no tan bien conservadas como en el anterior de Cabras Pintadas, aunque también encontraremos un cartel informativo que nos ayudará a interpretarlas.
Concluída la visita a éste segundo canchal, en ésta ocasión no bajaremos en busca del río, sino que tomaremos un sendero que sale a izquierda del Canchal del Zarzalón que está señalizado con hitos (montoncitos) de piedra y que nos llevará hasta la cascada del Chorro. |
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El sendero transcurre ahora unos metros elevado sobre el río y pegado a la pared derecha del valle va llaneando sin ofrecer dificultad alguna, hasta que unos metros adelante desciende suavemente y nos obliga a atravesar un arroyo a partir del cuál comienza la parte más dura del recorrido y el valle comienza a girar suavemente a la izquierda. |
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Tras cruzar el arroyo el sendero se empina y trazando varios zig-zags entre un bosque de alcornoques, encinas y pinos vamos ganado altura al río en un tramo perfectamente señalizado con hitos. Una vez superado éste tramo el bosque clarea y se nos abre una bonita panorámica del valle que venimos remontando y de los paredones rocosos del otro lado donde con suerte podremos ver algún buitre, que aquí anida. |
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El sendero sigue remontando el valle que ahora gira ligeramente a la derecha y por el ruido del agua comenzamos a intuir la presencia del Chorro que se encuentra escondido entre fresnos y alisos al que llegamos en un último esfuerzo tras dos horas y quince minutos de recorrido. |
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No esperes encontrar una gran cascada. No es muy grande pero se encuentra en un aislado y bonito entorno. Lo tranquilo e inaccesible del lugar nos invita a descansar sentados en una piedra mientras escuchamos el continuo tintineo del agua y echamos mano al bocadillo que nos espera en la mochila. La vuelta la realizaremos en aproximadamente una hora y media por el mismo camino. |
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