“Cientos de veces he realizado ésta ruta, no como senderista, sino pastoreando el ganado, a veces a paso rápido, por los quehaceres varios, pero casi siempre disfrutando del paisaje según la época del año, las últimas nieves, las primeras flores, los grandes pájaros, águilas, buitres y los innumerables pequeños, las ovejas merinas, que llegan de Extremadura y pastan por éstos montes, cuidadas por los mastines. Es un espectáculo ver cientos de ovejas (de junio a octubre) que parecen deslizarse mientras pastan.
Un juego era recorrer con la mirada hasta encontrar los perros tumbados, aparentemente ausentes, pero que al mínimo detalle que molestara al rebaño, se lanzaban ladrando contra el intruso, dejando muy claro hasta dónde se podía llegar.
Más difícil era encontrar el pastor, generalmente resguardado contra el frío, o escondido a la sombra por el calor.
Recomiendo ésta ruta y hacerla sin prisas, con calma, escuchando el paisaje y apreciaran lo que es: Estar en Babia.” |