12-04-2008. Sábado. Tras desayunar en el albergue salimos de Rabanal por carretera que pronto abandonamos para atajar por el monte. Hoy atravesaremos los Montes de León en busca de los valles del Bierzo.
La mañana está muy fría y una lluvia intermitente nos acompaña. A medida que vamos ganado altura la lluvia se convierte en nieve y el camino se empina cada vez más hasta que llegamos a Foncebadón dónde la nieve ha llegado a cuajar. Hacemos un descanso en "La Taberna de Gaya" dónde almorzamos algo.

El dueño del bar nos dice que el termómetro del exterior marcaba esta mañana -2 ºC. Cuando salimos ha dejado de nevar pero ahora nos azota de cara un viento helador.
Seguimos subiendo y en media hora llegamos a la Cruz de Ferro. Emotivo lugar dónde encontramos a una pareja de alemanes que también caminan a la par nuestra desde León. Tras una breve y emocionante pausa continuamos ahora en bajada hasta pasar por Manjarín, pueblo abandonado dónde existe un peculiar albergue.

A partir de Manjarín comienza una bajada muy pedregosa y rompepiernas hasta El Acebo, primer pueblo con sabor típicamente berciano. Este tramo es uno de los más espectaculares y bonitos de todo el Camino. A nuestra izquierda siempre presentes los Montes Aquilianos completamente nevados, hacia adelante divisamos más abajo la pequeña planicie dónde se asienta la ciudad de Ponferrada.
Con las rodillas machacadas de la dura bajada, paramos a descansar en un bar de El Acebo dónde aprovechamos para comer.

Después seguimos bajando hasta llegar a El Riego de Ambrós. A la salida de ésta localidad pasamos entre unos hermosos y centenarios castaños que cercioran que ya estamos en El Bierzo. Poco después ya podemos divisar al fondo del valle la localidad de Molinaseca, a la que llegamos tras 1 hora de continua bajada y a la que accedemos por su emblemático puente. Pasamos la tarde lavando ropa y charlando con el propietario del abergue y un colega suyo, todos unos personajes del Camino.

Aseguraban que el actual Papa Benedicto había dormido allí cuando hizo el Camino antes de ser proclamado y que insinuó o casi baticinó que sería el próximo Papa después de Juan Pablo II. Incluso mostraban con orgullo una postal de agradecimiento que él mismo envíó al albergue por lo bien que había sido atendido. En fin, la tarde estuvo entretenida. Cenamos y nos acostamos pronto. Descansamos bien en una habitación de ocho plazas con camas dónde estuvimos sólos.